En general todos los trabajos han estado bien, pero reconozco que ha habido alguno que me ha gustado más que otros.
Trabajo realizado por Esther :
Me pareció muy completo, muy bien explicado y todo muy claro. Así que decir que la exposición fue muy interesante y me gusto bastante.
Trabajo de Carlos :
Me gustó la forma en la que se expuso ya que fue dinámica, además del tema. Me quedó claro algunas realidades y mitos que creían que eran al contrario.
Trabajo de Antonio :
Buena explicación y clara.
Trabajo expuesto por Rocío, Mª Luz y Mª José :
Creo que les tocó un tema muy amplio por lo que lo vi un poco extenso por parte de las tres, pienso que pudieron resumirlo un poco más, aunque si se entendía todo a la perfección.
Trabajo Mª Carmen :
Su power point me pareció muy claro y muy directo. Lo que más me llamó la atención fue la forma de exponer tan clara y con un vocabulario que todos/as comprendíamos con total facilidad.
Trabajo Vanesa :
Su exposición fue muy amena, lo valoro positivamente, me gustó mucho.
En general, puedo decir que todas les exposiciones me han parecido muy interesantes y enriquecedoras, no incluiría nada porque me parecieron unos trabajos buenos.
He de decir que la dinámica de la asignatura nos ha hecho desarrollar y mejorar lo mejor de cada uno, he aprendido mucho y me ha gustado.
Gracias y enhorabuena a todos y cada unos de mis compañeros por las exposiciones.
martes, 26 de mayo de 2015
TRABAJO EXPUESTO
Los
servicios de protección propios y ajenos a la empresa
¿En qué consiste?
Es el conjunto de actividades o medidas adoptadas o previstas en todas las
fases de actividad de la empresa con el fin de evitar o disminuir los riesgos
derivados del trabajo.
¿Por qué es importante?
Las características de los puestos de trabajo, de las actividades realizadas en los mismos y de las sustancias utilizadas, pueden tener una influencia significativa en la generación de riesgos para la seguridad y salud de los trabajadores. Cada trabajo lleva consigo unos riesgos específicos. Conocer y prevenir estos riesgos es imprescindible para evitar los posibles efectos de los mismos sobre la salud. Por ello, la prevención de riesgos laborales, para ser realmente eficaz, debe estar integrada en el proyecto empresarial desde el inicio.
¿Qué aspectos tiene la prevención de riesgos laborales?
¿Por qué es importante?
Las características de los puestos de trabajo, de las actividades realizadas en los mismos y de las sustancias utilizadas, pueden tener una influencia significativa en la generación de riesgos para la seguridad y salud de los trabajadores. Cada trabajo lleva consigo unos riesgos específicos. Conocer y prevenir estos riesgos es imprescindible para evitar los posibles efectos de los mismos sobre la salud. Por ello, la prevención de riesgos laborales, para ser realmente eficaz, debe estar integrada en el proyecto empresarial desde el inicio.
¿Qué aspectos tiene la prevención de riesgos laborales?
La prevención de riesgos laborales se trabaja desde cuatro disciplinas, que coordinan sus actividades para realizar una prevención de riesgos laborales integral y unificada:
·
Seguridad en el Trabajo: relativa a los conceptos y técnicas de seguridad
en lugares de trabajo, instalaciones, máquinas y equipos de trabajo, así como
las posibles situaciones de emergencia que se puedan producir.
·
Higiene Industrial: relativa a la evaluación de riesgos por exposición a
determinados agentes físicos, químicos y biológicos.
·
Ergonomía y Psicosociología aplicada: relativa a los riesgos derivados de
las características del trabajo asociados a cada tipo de actividad (esfuerzos,
manipulación de cargas, posturas de trabajo,...) y a la carga de trabajo, tanto
física como mental. También se incluyen en esta disciplina los riesgos
psicosociales derivados de la organización del trabajo.
·
Medicina del Trabajo: trabaja sobre los riesgos y las posibles alteraciones
que pueden producir sobre la salud de los trabajadores, vigilando la salud
de las personas expuestas en su medio laboral.
LOS SERVICIOS DE PREVENCIÓN
¿Qué son?
El Servicio de Prevención es el conjunto de medios humanos y materiales necesarios para realizar las actividades preventivas que garanticen la adecuada protección de la seguridad y la salud de los trabajadores. Estos servicios de prevención, deben asesorar y asistir al empresario, a los trabajadores y a sus representantes y a los órganos de representación especializados.
¿Qué hacen?
Los servicios de prevención son los encargados de:
¿Qué son?
El Servicio de Prevención es el conjunto de medios humanos y materiales necesarios para realizar las actividades preventivas que garanticen la adecuada protección de la seguridad y la salud de los trabajadores. Estos servicios de prevención, deben asesorar y asistir al empresario, a los trabajadores y a sus representantes y a los órganos de representación especializados.
¿Qué hacen?
Los servicios de prevención son los encargados de:
·
Evaluación de los factores de riesgo que puedan afectar a la salud y a la
seguridad de los trabajadores.
·
Planificación de la actividad preventiva y la determinación de las
prioridades en la adopción de medidas preventivas, y vigilancia de su eficacia.
·
Formación e información de los trabajadores en relación a la prevención de
riesgos laborales.
·
Prestación de primeros auxilios y planes de emergencia.
·
Vigilancia de la salud de los trabajadores en relación con los riesgos
derivados de su trabajo.
¿Todas las empresas deben tener servicios de prevención propio?
No. La legislación vigente obliga al empresario, como responsable de la prevención de riesgos laborales y garante de la seguridad y salud en el trabajo a utilizar alguno de los siguiente medios: asumir personalmente la actividad preventiva, designar uno o varios trabajadores/as para ocuparse de la actividad preventiva, constituir un servicio de prevención propio o concertar este servicio con una entidad especializada acreditada por la autoridad laboral, ajena a la empresa.
·
El empresario/a puede optar por asumir personalmente la actividad
preventiva si es una empresa de menos de diez trabajadores, si no realiza
actividades peligrosas, si la actividad habitual se realiza dentro del centro
de trabajo y si tiene cualificación para ello. La vigilancia de la salud y las
actividades preventivas no asumidas personalmente por él, debe contratarla con
otras modalidades de prevención.
·
El empresario/a designará a uno o más trabajadores para realizar la
actividad preventiva en la empresa. Para las actividades preventivas que los
trabajadores designados no estén cualificados para realizar, el empresario
podrá contar con un servicio de prevención propio o ajeno. No es obligatoria la
designación si el empresario/a ha asumido personalmente la actividad
preventiva, o si cuenta con servicio de prevención propio o ajeno.
·
El empresario/a deberá constituir un servicio de prevención propio si se trata de una
empresa con más de 500 trabajadores o más de 250 trabajadores si desarrollan
actividades peligrosas, o si no cumpliendo lo anterior, lo dictamine la
autoridad laboral tras un informe de la Inspección de Trabajo y Seguridad
Social. Las especialidades que no asuma el servicio de prevención propio,
podrán ser concertadas con un servicio de prevención ajeno.
¿Qué son los servicios de Prevención Ajenos?
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Son entidades que se encargan de identificar, evaluar, proponer medidas, dar asistencia técnica y hacer el adecuado seguimiento de la prevención de riesgos laborales a las empresas con las que contratan dichos servicios. Son, pues, ajenas a las empresas.
Se trata de una de las modalidades de servicios de prevención contempladas en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y en su desarrollo posterior.
Los Servicios de Prevención Ajenos deben estar acreditados por la autoridad laboral para actuar como tales. Para otorgar dicha acreditación, se comprueban todas las condiciones del futuro servicio de prevención ajeno, con el fin de garantizar que reúnen los medios humanos, técnicos y materiales adecuados para desarrollar satisfactoriamente su función en las distintas empresas a las que ofrecerán sus servicios.
Las empresas que tienen obligación de contar con servicio de prevención propio, pueden también concertar determinadas actividades con los SPA, para las que no cuenten con los recursos necesarios.
Puntos fuertes:
- Los técnicos en PRL
son especialistas en Prevención de Riesgos Laborales con experiencia.
- Existe un único
interlocutor para la gestión de las diversas especialidades preventivas
delegadas en la SPA.
- Asesoramiento técnico
y especializado constante.
- Permanente
actualización en el campo de la prevención y de la información sobre su
cambiante entramado legal. Se dispone de un equipo altamente especializado.
Puntos débiles:
- Dedicación a
veces insuficiente y de forma discontinua a través de visitas periódicas.
- Servicio estandarizado
en la mayoría de los SPA.
- Mayor coste.
- Dependencia
externa pero con responsabilidad interna: esta subcontratación no exime de
responsabilidades sobre la seguridad al empresario.
Estos son por lo tanto
algunos de los aspectos a tener en cuenta en la elección de una modalidad de
servicio de prevención. La clave está en principio en las características de
cada empresa. En un segundo lugar en la capacidad y deseo de destinar un coste
adicional en el caso de la contratación de un servicio de prevención ajeno
(SPA). También será necesario en muchas ocasiones el asesoramiento
individualizado para el caso en cuestión, debido a la relativa complejidad del
ámbito en el que nos movemos y de su legislación reguladora.
miércoles, 13 de mayo de 2015
T5 ~ ORGANIZACIÓN DE LA SEGURIDAD Y SALUD EN LA EMPRESA
Definición
El objetivo genérico de la Prevención de Riesgos
Laborales es proteger al trabajador de los riesgos que se derivan de su
trabajo; por tanto, una buena actuación en Prevención de Riesgos Laborales
implica evitar o minimizar las causas de los accidentes y de las enfermedades
derivadas del trabajo. Esto debe conseguirse, en primer lugar, fomentando
-primero en los responsables de las empresas y después en todos los
trabajadores- una auténtica cultura preventiva, que debe tener su reflejo en la
planificación de la prevención desde el momento inicial.
Para llevar a cabo esta
planificación es necesario desarrollar un proceso que tiene varias etapas, la
primera de las cuales es la evaluación inicial de los riesgos inherentes a los
puestos de trabajo que hay en la empresa; esta revisión de partida, y su
actualización periódica, conducen al desarrollo de medidas de acción preventiva
adecuadas a la naturaleza de los riesgos detectados, así como al control de la
efectividad de dichas medidas. Todo ello debe ir, además, acompañado de un
proceso permanente de información y formación a los trabajadores y trabajadoras
para que conozcan el alcance real de los riesgos derivados de sus puestos de
trabajo y la forma de prevenirlos y evitarlos.
La definición del plan de prevención exige llevar a
cabo unos pasos concretos:
1. Recogida y análisis de información
2. Definición
de objetivos y metas a alcanzar
3. Control
periódico del plan anual
4. Valoración de la
eficacia del plan
Vinculación práctica
La planificación de la
prevención debe seguir un proceso estructurado en varias etapas. El ámbito de
aplicación de dicha prevención y el alcance de la misma depende de las
características de cada empresa (su actividad productiva y, en consecuencia,
los riesgos potenciales de sus puestos de trabajo, etc.), pero la metodología
que ha de seguirse se materializa en los llamados Sistemas de Gestión de
Prevención de Riesgos Laborales.
Un Sistema de Gestión de Prevención de Riesgos
Laborales debe responder a una serie de características esenciales, comunes en
muchos aspectos con el proceso de búsqueda de la calidad total; estas
características son las siguientes:
- Globalidad: el Sistema de Gestión de Prevención de Riesgos Laborales debe contemplar todas las actividades de la empresa; la interrelación de las actividades de los distintos departamentos de la empresa obliga a tener una visión conjunta de la misma.
- Oportunidad: las acciones que implique la aplicación del Sistema de Gestión de Prevención de Riesgos Laborales deben realizarse en el momento adecuado, para que tengan la efectividad deseada.
- Eficiencia: la búsqueda de la consecución de objetivos debe realizarse tras haber analizado el origen de los problemas, no sus efectos.
- Integración: es necesario analizar la repercusión de cada acción derivada del Sistema de Gestión de Prevención de Riesgos Laborales sobre el conjunto de la empresa, estudiando las ventajas e inconvenientes que cada una de estas acciones presenta con respecto a los objetivos prefijados.
- Cuantificación: es necesaria la búsqueda continua de ratios y estándares para evaluar en la consecución de los objetivos establecidos.
- Periodicidad: la
bondad del Sistema de Gestión de Prevención de Riesgos Laborales deberá
ser revisada con una metodología y una recurrencia predeterminadas, lo
que permitirá evaluar los éxitos obtenidos y corregir los defectos y las
desviaciones.
Para implantar un
Sistema de Gestión de Prevención de Riesgos Laborales es imprescindible que en
la empresa se haya inculcado previamente una cultura preventiva tal y como se
ha comentado anteriormente, a fin de que exista una implicación efectiva
relacionada a la necesidad de implantarlo.
Todas las actuaciones
preventivas que se implementen deberán de ser sometidas a control con el fin de
comprobar el grado de cumplimiento de los objetivos fijados para garantizar la
seguridad y salud del personal. Para que la política preventiva tenga un efecto
positivo se hace muy necesario anticiparse a la aparición de los problemas, por
lo que el control "a priori" requiere, entre otras acciones:
- Comprobación
de los procedimientos operativos.
- Actualización
a las nuevas normativas.
- Identificación
de prácticas inseguras.
- Reconocimientos
médicos específicos en función de los riesgos a los que pueda estar
expuesto el personal.
- Valoración
de riesgos asociados a los factores psicosociales: estrés, mobbing,
burn-out, salud mental...
- Inspecciones
técnicas periódicas programadas sobre los puestos de trabajo.
- Muestreos
ambientales periódicos.
- Auditorias
periódicas sobre el sistema de gestión en todas sus áreas.
- Análisis
del grado de motivación y actitudes de todo el personal implicado en el
sistema productivo de la empresa, incluidos los mandos.
- Evaluación
del nivel de formación y adaptación del personal a las nuevas
tecnologías.
- Grado de
comunicación entre los diferentes órganos de la empresa.
La opción a considerar y
la menos deseada es el control "a posteriori", única actuación a
realizar una vez que han aparecido los problemas, bien sean catalogados como
incidentes, o en el peor de los casos, como accidentes, lo cual viene a poner
en evidencia la debilidad del sistema preventivo, indicando sus fallos. Se hace
entonces necesario iniciar procedimientos de investigación, análisis y registro
de los factores que han podido producir dichos inoportunos y poco deseables
acontecimientos, que afectan por una parte a la integridad personal, y por otra
a la continuidad del ciclo productivo.
La empresa deberá de
inmediato poner en marcha una serie de acciones, entre las que se encuentran
las siguientes:
- Detección
de los factores causales,
- Elaboración
de un programado plan de actuación,
- Adopción
de todas aquellas medidas preventivas que mejor se adapten a los riesgos
específicos detectados.
- Aplicación
de controles periódicos que garanticen la idoneidad de las nuevas medidas
correctoras adoptadas.
Por tanto se está ante
un mecanismo de prevención activo, que pretende anticiparse a situaciones
negativas, identificando los posibles focos de riesgo, estableciendo, por una
parte, mecanismos de aislamiento de los mismos, y por otra, si ello no fuera
posible, aislando del riesgo al personal, para lo cual se establecen
dispositivos e implementos de protección personal, que minimicen la posibilidad
de accidentes y por tanto ayuden a mantener el mejor estado la salud e
integridad de todo el personal que interviene en el proceso productivo.
Las empresas que deseen
alcanzar criterios de excelencia en materia de seguridad y salud deben
estructurarse y funcionar de manera que puedan poner en práctica, de forma
efectiva, sus políticas de prevención de riesgos laborales la creación de una
cultura positiva que asegure:
- Una
participación y un compromiso a todos los niveles.
- Una
comunicación eficaz que motive a los trabajadores y trabajadoras a
desarrollar las tareas de su puesto de trabajo con seguridad.
- Una
información y formación que permitan a todos los trabajadores y
trabajadoras hacer una contribución responsable al esfuerzo necesario en
materia de seguridad y salud.
- Un
liderazgo visible y activo de la dirección para desarrollar y mantener el
apoyo a una cultura de la prevención que sea el denominador común
compartido por todos los estamentos de la organización.
Un sistema de gestión de
Prevención de Riesgos Laborales, para que sea eficaz, exige que:
- La PRL
deberá integrarse en el conjunto de actividades y decisiones, tanto en
los procesos técnicos, en la organización del trabajo y en las condiciones
en que este se preste, como en la línea jerárquica de la empresa,
incluidos todos los niveles de la misma.
- La
integración de la prevención en todos los niveles jerárquicos de la
empresa implica la atribución a todos ellos y la asunción por éstos de la
obligación de incluir la prevención de riesgos en cualquier actividad que
realicen u ordenen, y en todas las decisiones que adopten.
- El
establecimiento de una intervención de prevención de riesgos integrada en
la empresa supone la implantación de un plan de prevención de riesgos que
incluya la estructura organizativa, la definición de funciones, las
prácticas, los procedimientos, los procesos y los recursos necesarios
para llevar a cabo dicha intervención.
Elementos destacados
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Conclusión
Se trata, en definitiva,
de conseguir una integración de la prevención de riesgos en la gestión de la
empresa, buscando concretar la misma en la promoción y la protección efectiva
de la seguridad y salud de cada trabajador o trabajadora. El objetivo no es
únicamente, por ejemplo, mejorar la formación en seguridad del personal de la
empresa, sino garantizar, para cada uno de los trabajadores, la formación y la
información adecuadas sobre los riesgos que entraña su puesto de trabajo, y la
adaptación de sus características psicofísicas a las del puesto de trabajo que
tiene asignado.
martes, 12 de mayo de 2015
T4 ~ LAS RESPONSABILIDADES EN MATERIA DE RIESGO LABORALES
DEFINICIÓN
La Ley de
Prevención de Riesgos laborales impone al empresario y al trabajador una serie de obligaciones
a fin de garantizar la seguridad y la salud en el trabajo. Por ello, ambos
sujetos serán responsables, cada uno dentro de sus respectivos ámbitos, en la
medida que sus acciones u omisiones impliquen un incumplimiento de la
normativa.
Los trabajadores deberán, en particular:
- Cooperar con el empresario para garantizar unas condiciones de trabajo seguras.
- Cumplir con las órdenes e instrucciones relativas a la prevención y protección de riesgos.
- Informar de inmediato sobre las situaciones que, a su juicio, entrañen riesgos para la seguridad y salud de los trabajadores.
- Utilizar correctamente las herramientas y medios con los que desarrollen su actividad, los medios y equipos de protección personal, así como los dispositivos de seguridad existentes o que se instalen, relacionados con su actividad o en los lugares de trabajo en los que desarrolle la misma.
- Comunicar
al empresario las situaciones de salud incompatibles con su trabajo.
VINCULACIÓN PRÁCTICA
Responsabilidad del
empresario.
El art. 14 de la Ley de Prevención de
Riesgos Laborales (LPRL) impone al empresario una serie de obligaciones a fin
de garantizar la seguridad y la salud en el trabajo, reconociendo al trabajador
el derecho a una protección eficaz en esta materia.
Como señala la doctrina (Sala Franco) la
obligación empresarial “es una obligación de medios y no de resultado, por lo
que el empresario cumplirá con su obligación genérica cumpliendo todas las
obligaciones específicas en que aquélla se concreta, poniendo todos los medios
necesarios para que no se produzcan daños, aunque éstos finalmente se produzcan
y, en sentido contrario, incumplirá su obligación genérica incumpliendo alguna
de las obligaciones específicas, aunque no se produzca un resultado dañoso”.
Responsabilidad
administrativa.
El incumplimiento por el
empresario de la normativa en materia de prevención de riesgos laborales genera
una responsabilidad administrativa.
Las sanciones previstas
son, principalmente, de carácter económico y oscilan entre los 40 y los 819.780
euros de multa, según se trate de infracciones leves, graves o muy graves.
Dentro de cada una de ellas se gradúan las sanciones en función de la
concurrencia de una serie de criterios agravantes o atenuantes.
Por
otra parte, cuando concurran circunstancias de excepcional gravedad en las
infracciones cabrá, asimismo, la sanción consistente en la suspensión de las
actividades laborales por un tiempo determinado o, incluso, en el cierre del
centro de trabajo. Además, podrá limitarse la facultad de contratar con la Administración
cuando se hayan cometido infracciones administrativas muy graves en materia de
seguridad y salud en el trabajo, o constitutivas de delito, todo ello en los
términos contemplados en la legislación específica.
Todo
ello sin perjuicio que también pueda exigirse responsabilidad a otros sujetos
infractores, incluso al propio trabajador afectado que hubiera contribuido
directamente en la comisión de la infracción empresarial.
Responsabilidad
penal.
El Código Penal establece diversos tipos penales en que puede incurrir el
empresario al incumplir su deber de protección de la seguridad y salud de los
trabajadores:
El delito contra la seguridad y salud en el trabajo. Se trata de un delito de
riesgo y no de resultado por lo que no se exige la producción de un resultado
dañoso.
Los delitos y faltas de lesiones y de homicidio tipificados en los arts. 147, 138, 142 y 621 del CP, en función
que se produzca, efectivamente, un resultado dañoso o lesivo.
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Asimismo, debe
recordarse lo que establece el art. 31 CP en virtud del cual “el que actúe como
administrador de hecho o de derecho de una persona jurídica, o en nombre o
representación legal o voluntaria de otro, responderá personalmente, aunque no
concurran en él las condiciones, cualidades o relaciones que la correspondiente
figura de delito o falta requiera para poder ser sujeto activo del mismo, si
tales circunstancias se dan en la entidad o persona en cuyo nombre o
representación obre. En estos supuestos, si se impusiere en sentencia una pena
de multa al autor del delito, será responsable del pago de la misma de manera
directa y solidaria la persona jurídica en cuyo nombre o por cuya cuenta actuó”.
Responsabilidad civil.
Responsabilidad civil derivada de la penal.
El empresario puede quedar sujeto a una responsabilidad civil
por la comisión de un delito o falta si de sus actos u omisiones se derivan
perjuicios para terceros. Así lo establece el art. 116.1 CP cuando dice que “toda persona criminalmente responsable de un delito o falta lo
es también civilmente si del hecho se derivaren daños o perjuicios (...)”.
Dicha responsabilidad civil se regula por lo establecido en el
Código Penal, por expresa remisión del art. 1.902 del Código Civil: “las obligaciones que nazcan de los delitos o faltas se regirán
por las disposiciones del Código Penal”.
En este sentido, el Código Penal se encarga de regular dicha
materia en los arts. 110 y siguientes, según los cuales la ejecución de un
hecho descrito por la Ley como delito o falta obliga a reparar, en los términos
previstos en las Leyes, los daños y perjuicios por él causados. La
responsabilidad establecida comprenderá la restitución, la reparación del daño
y la indemnización de perjuicios materiales y morales.
Responsabilidad civil contractual.
Cuando el empresario causara daño al trabajador como
consecuencia de incumplir sus obligaciones en materia de prevención de riesgos
laborales, será responsable de conformidad con el art. 1.101 del Código Civil:
“quedan sujetos a la indemnización de los daños y perjuicios
causados los que en el cumplimiento de sus obligaciones incurrieren en dolo,
negligencia o morosidad, y los que de cualquier modo contravinieren al tenor de
aquéllas”, responsabilidad que la jurisprudencia ya consideró en su
momento de carácter contractual (STS 14-06-84).
Con carácter general, los requisitos que deben concurrir para la
existencia de responsabilidad civil por daños pueden resumirse en los
siguientes:
§ Existencia de daños al trabajador.
§ Acción u omisión, consistente en un incumplimiento, normalmente
grave, por parte del empresario de sus obligaciones en materia de seguridad y
salud en el trabajo.
§ Culpa o negligencia empresarial.
§ Relación de causalidad entre la conducta empresarial y el daño
producido. Esta responsabilidad consistirá, básicamente, en satisfacer una
indemnización de daños y perjuicios al perjudicado que será fijada por el
tribunal correspondiente con carácter discrecional en atención a las
circunstancias concurrentes y a los daños realmente producidos.
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Para la determinación de la indemnización deberán detraerse o
computarse las prestaciones reconocidas sobre la base de la normativa
protectora de la Seguridad Social, en especial cuando se deba determinar el
importe de la indemnización derivada de los perjuicios que afectan al ámbito
profesional o laboral del accidentado.
Y es que, como apunta la STS 9-2-05, “las prestaciones de Seguridad Social no agotan la indemnización
total que pudiera proceder en concepto de responsabilidad civil por culpa o
negligencia del empresario en la producción de un accidente de trabajo, pero se
integran en ese total indemnizatorio y son, por lo tanto, deducibles del
importe que hubiera tenido que abonarse si no hubieran existido tales
prestaciones, ya que las mismas no alteran ese importe total y no pueden
adicionarse al mismo porque se produciría un exceso carente de causa, como
resulta evidente si se tiene en cuenta que el asegurado social percibiría
indemnización superior a quien no estuviese cubierto por tal aseguramiento y
hubiese sufrido daño equivalente por culpa también equiparable”.
A falta de norma legal expresa en materia laboral, la
indemnización deberá ser adecuada, proporcionada y suficiente para alcanzar a
reparar o compensar plenamente todos los daños y perjuicios (daño emergente,
lucro cesante, daños materiales y morales), que como derivados del accidente de
trabajo se acrediten sufridos en las esferas personal, laboral, familiar y
social, aunque para facilitar la prueba o para formar el criterio judicial
valorativo los órganos judiciales puedan acudir analógicamente, como posibilita
el art. 4.1 del Código Civil, a otras normas del ordenamiento jurídico que ante
determinadas secuelas o daños establezcan unos módulos indemnizatorios.
Asimismo, deberá tenerse en cuenta para su determinación la
eventual concurrencia de culpas entre el trabajador y empresario por
incumplimiento mutuo de sus respectivas obligaciones en materia de prevención de
riesgos laborales. En todo caso, no podrá computarse ni detraerse de dicha
indemnización el posible de recargo en las prestaciones por falta de medidas de
seguridad.
Por último, la jurisprudencia ha señalado, por el contrario, que
no existe responsabilidad civil en los siguientes supuestos: cuando el
accidente se produce por motivos fortuitos e imprevisibles (STSJ Valladolid
4-12-00), cuando los daños se producen por causas ajenas a la relación laboral
o en el desarrollo de una actividad ajena a la de su principal y sustraída a la
dirección, control y disciplina del empresario (STSJ Extremadura 25-1-06),
cuando se deba a un particular mal uso de los mecanismos de prevención
disponibles por parte del trabajador (STSJ Cataluña 21-3-03) o cuando es debido
a su exclusiva culpa.
Jurisdicción competente: Será competente para enjuiciar las
controversias entre empresario y trabajador con motivo de la relación laboral
la jurisdicción social.
Debe recordarse que la responsabilidad civil
podrá reclamarse también ante la jurisdicción penal cuando se siga causa penal
por los mismos hechos, o de forma autónoma, si se ha hecho la oportuna reserva
de acciones.
Plazo. El plazo de prescripción es de un año a contar desde el día en que la
acción pudiera ejercitarse.
Seguro de responsabilidad civil: La responsabilidad civil, derivada o no de
delito o falta, es asegurable de conformidad con lo establecido en el art. 15.5
de la LPRL y el art. 117 del CP. En este sentido, “los aseguradores que hubieren asumido el riesgo
de las responsabilidades pecuniarias derivadas del uso o explotación de
cualquier bien, empresa, industria o actividad, cuando, como consecuencia de un
hecho previsto en este Código [penal], se produzca el evento que determine el riesgo
asegurado, serán responsables civiles directos hasta el límite de la
indemnización legalmente establecida o convencionalmente pactada, sin perjuicio
del derecho de repetición contra quien corresponda”.
ELEMENTOS DESTACADOS
Régimen de compatibilidad entre las distintas responsabilidades.
§ En primer lugar, es compatible la responsabilidad civil con todas las demás, es decir, con las responsabilidades penal y/o administrativa,
el recargo en las prestaciones y la responsabilidad de la entidad gestora o del
empresario en materia de seguridad social.
§ En segundo lugar, son incompatibles entre sí las
responsabilidades administrativa y penal, con base al principio “non bis in idem” establecido por
el art. 3 de la LISOS: “no podrán sancionarse los
hechos que hayan sido sancionados penal o administrativamente, en los casos que
se aprecie identidad de sujeto, hecho o fundamento”. Cabe señalar, no obstante, que dicha identidad sólo se
producirá cuando el empresario sea una persona física, ya que concurren en él
la condición de empresario infractor y la de responsable penalmente, y no
cuando de trate de una persona jurídica, en cuyo caso no existirá
incompatibilidad entre la responsabilidad administrativa exigible a la empresa
y la responsabilidad penal exigible al representante de la misma.
Además, según dicho artículo, “en los supuestos en que las infracciones pudieran ser
constitutivas de ilícito penal, la Administración pasará el tanto de culpa al
órgano judicial competente o al Ministerio Fiscal y se abstendrá de seguir el
procedimiento sancionador mientras la autoridad judicial no dicte sentencia
firme o resolución que ponga fin al procedimiento o mientras el Ministerio
Fiscal no comunique la improcedencia de iniciar o proseguir actuaciones. De no
haberse estimado la existencia de ilícito penal, o en el caso de haberse
dictado resolución de otro tipo que ponga fin al procedimiento penal, la
Administración continuará el expediente sancionador sobre la base de los hechos
que los Tribunales hayan considerado probados”.
§ En tercer lugar, son compatibles las responsabilidades penal y/o
administrativa con el recargo en las prestaciones por falta de medidas de
seguridad ex art. 123 de la LGSS. Dicho artículo establece que “la responsabilidad que regula este artículo es independiente y
compatible con las de todo orden, incluso penal, que puedan derivarse de la
infracción”.
Así lo ha considerado también la jurisprudencia al afirmar que
dicho recargo “es una pena o sanción que se añade a una propia prestación,
previamente establecida y cuya imputación sólo es atribuible, en forma
exclusiva, a la empresa incumplidora de sus deberes en materia de seguridad e
higiene en el trabajo, y cuya finalidad es la de evitar accidentes de trabajo
originados por infracciones empresariales de la normativa de riesgos laborales,
imputables, por tanto, al empresario infractor, el que de haber adoptado
previamente las oportunas medidas pudiera haber evitado el evento dañoso
acaecido a los trabajadores incluidos en su círculo organizativo. Se pretende
impulsar coercitivamente de forma indirecta el cumplimiento del deber
empresarial de seguridad, incrementando específicamente sus responsabilidades
con el propósito de que a la empresa no le resulte menos gravoso indemnizar al
accidentado que adoptar las medidas oportunas para evitar riesgos de accidente”.
Por otra parte, según la jurisprudencia constitucional (STC
159/85), la posible coexistencia del recargo con una sanción administrativa no
comportaría vulneración del principio "non bis in idem" ya que “mientras el recargo crea una relación indemnizatoria
empresario-perjudicado, la sanción administrativa se incardina en la potestad
estatal de imponer la protección a los trabajadores”.
Asimismo, de conformidad con el art. 42.5 “la declaración de hechos probados que contenga una sentencia
firme del orden jurisdiccional contencioso-administrativo, relativa a la
existencia de infracción a la normativa de prevención de riesgos laborales,
vinculará al orden social de la jurisdicción, en lo que se refiere al recargo,
en su caso, de la prestación económica del sistema de Seguridad Social”.
§ Finalmente, son compatibles las responsabilidades penal y/o
administrativa con las responsabilidades exigidas al empresario de conformidad
con las normas de seguridad social. Así lo establece el art. 43 de la LISOS al
afirmar que “las sanciones que puedan imponerse a los distintos sujetos
responsables, se entenderán sin perjuicio de las demás responsabilidades
exigibles a los mismos, de acuerdo con los preceptos de la Ley General de la
Seguridad Social y de sus disposiciones de aplicación y desarrollo”, refiriéndose, probablemente, a aquéllas señaladas, entre
otros, en los arts. 127.3, 195 y 197.2 de la LGSS (responsabilidad en orden a
las prestaciones por falta de aseguramiento o cotización, o por falta de los
reconocimientos médicos preceptivos en caso de riesgos de enfermedad
profesional, incumplimiento empresarial ante requerimientos de la autoridad
laboral, etc.).
Responsabilidad
del trabajador.
De conformidad con el art. 29 de la LPL “corresponde a cada trabajador velar, según sus posibilidades y
mediante el cumplimiento de las medidas de prevención que en cada caso sean
adoptadas, por su propia seguridad y salud en el trabajo y por la de aquellas
otras personas a las que pueda afectar su actividad profesional, a causa de sus
actos y omisiones en el trabajo, de conformidad con su formación y las
instrucciones del empresario.
Los trabajadores, con arreglo a su formación y siguiendo las
instrucciones del empresario, deberán en particular:
§ Usar adecuadamente, de acuerdo con su naturaleza y los riesgos
previsibles, las máquinas, aparatos, herramientas, sustancias peligrosas,
equipos de transporte y, en general, cualesquiera otros medios con los que
desarrollen su actividad.
§ Utilizar correctamente los medios y equipos de protección
facilitados por el empresario, de acuerdo con las instrucciones recibidas de
éste.
§ No poner fuera de funcionamiento y utilizar correctamente los
dispositivos de seguridad existentes o que se instalen en los medios
relacionados con su actividad o en los lugares de trabajo en los que ésta tenga
lugar.
§ Informar de inmediato a su superior jerárquico directo, y a los
trabajadores designados para realizar actividades de protección y de prevención
o, en su caso, al servicio de prevención, acerca de cualquier situación que, a
su juicio, entrañe, por motivos razonables, un riesgo para la seguridad y la
salud de los trabajadores.
§ Contribuir al cumplimiento de las obligaciones establecidas por
la autoridad competente con el fin de proteger la seguridad y la salud de los
trabajadores en el trabajo.
§ Cooperar con el empresario para que éste pueda garantizar unas
condiciones de trabajo que sean seguras y no entrañen riesgos para la seguridad
y la salud de los trabajadores.
El incumplimiento por los trabajadores de las obligaciones en
materia de prevención de riesgos a que se refieren los apartados anteriores
tendrá la consideración de incumplimiento laboral a los efectos previstos en el
artículo 58.1 del Estatuto de los Trabajadores (...)”.
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No obstante, debe recordarse que, aun existiendo responsabilidad
del trabajador, por el juego del art. 1.903 CC el empresario puede verse
obligado a responder civilmente por los actos de aquél: “La obligación que impone el artículo anterior es exigible, no
sólo por los actos u omisiones propios, sino por los de aquellas personas de
quienes se debe responder. (...) Lo son igualmente los dueños o directores de
un establecimiento y empresa respecto de los perjuicios causados por sus dependientes
en el servicio de los ramos en que los tuvieran empleados, o con ocasión de sus
funciones”.
Esta responsabilidad civil es de carácter solidario de forma que
el tercero perjudicado podrá dirigirse, indistintamente, contra el trabajador,
contra el empresario o contra ambos simultáneamente (1.144 CC). En todo caso,
el empresario, en el supuesto que el trabajador hubiera actuado sin seguir sus
órdenes, podrá repetir contra el mismo en el caso que hubiese reparado el daño
causado por éste (1.145 CC).
En términos parecidos se pronuncia el art. 120 CP cuando existe
responsabilidad penal del trabajador, en cuyo caso el empresario podría
responder civilmente, si bien con carácter subsidiario (en caso de insolvencia
del trabajador).
CONCLUSIÓN
Todas las prestaciones económicas que tengan su causa en
accidente de trabajo o enfermedad profesional se aumentarán, según la gravedad
de la falta, de un 30 a un 50%, cuando la lesión se produzca por máquinas,
artefactos o en instalaciones, centros o lugares de trabajo que carezcan de los
dispositivos de precaución reglamentarios, los tengan inutilizados o en malas
condiciones, o cuando no se hayan observado las medidas generales o
particulares de seguridad e higiene en el trabajo, o las elementales de
salubridad o las de adecuación personal a cada trabajo, habida cuenta de sus
características y de la edad, sexo y demás condiciones del trabajador.
La responsabilidad del pago del recargo establecido en el
apartado anterior recaerá directamente sobre el empresario infractor y no podrá
ser objeto de seguro alguno, siendo nulo de pleno derecho cualquier pacto o
contrato que se realice para cubrirla, compensarla o transmitirla.
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